jueves, 24 de marzo de 2011

Oda a las cosas

Hoy encontré esta poesía de Neruda que me fascinó. Qué envidia poder escribir algo tan bonito. Se llama Oda a las cosas:

AMO las cosas loca,
locamente.
Me gustan las tenazas,
las tijeras,
adoro
las tazas,
las argollas,
las soperas,
sin hablar, por supuesto,
del sombrero.

Amo
todas las cosas,
no sólo
las supremas,
sino
las
infinita-
mente
chicas,
el dedal,
las espuelas,
los platos,
los floreros.

Ay, alma mía,
hermoso
es el planeta,
lleno
de pipas
por la mano
conducidas
en el humo,
de llaves,
de saleros,
en fin,
todo
lo que se hizo
por la mano del hombre, toda cosa:
las curvas del zapato,
el tejido,
el nuevo nacimiento
del oro
sin la sangre,
los anteojos,
los clavos,
las escobas,
los relojes, las brújulas,
las monedas, la suave
suavidad de las sillas.

Ay cuántas
cosas
puras
ha construido
el hombre:
de lana,
de madera,
de cristal,
de cordeles,
mesas
maravillosas,
navíos, escaleras.

Amo
todas
las cosas,
no porque sean
ardientes
o fragantes,
sino porque
no sé,
porque
este océano es el tuyo,
es el mío:
los botones,
las ruedas,
los pequeños
tesoros
olvidados,
los abanicos en
cuyos plumajes
desvaneció el amor
sus azahares,
las copas, los cuchillos,
las tijeras,
todo tiene
en el mango, en el contorno,
la huella
de unos dedos,
de una remota mano
perdida
en lo más olvidado del olvido.

Yo voy por casas,
calles,
ascensores,
tocando cosas,
divisando objetos
que en secreto ambiciono:
uno porque repica,
otro porque
es tan suave
como la suavidad de una cadera,
otro por su color de agua profunda,
otro por su espesor de terciopelo.

Oh río
irrevocable
de las cosas,
no se dirá
que sólo
amé
los peces,
o las plantas de selva y de pradera,
que no sólo
amé
lo que salta, sube, sobrevive, suspira.
No es verdad:
muchas cosas
me lo dijeron todo.
No sólo me tocaron
o las tocó mi mano,
sino que acompañaron
de tal modo
mi existencia
que conmigo existieron
y fueron para mí tan existentes
que vivieron conmigo media vida
y morirán conmigo media muerte.



martes, 21 de diciembre de 2010

Amor hojaldrado


Desayuno en Asturias horneado con amor para Sergio.

martes, 2 de noviembre de 2010

Un aplazado, de Baldomero Fernández Moreno

Cuando era pequeña, me encantaba leer con mi mamá en su cama. Ella tenía una colección libros de autores argentinos, y de vez en cuando me leía algún poema mientras yo miraba mapas de Argentina para aprenderme las provincias o miraba las fotos de algunos libros de animales.
Setenta balcones y ninguna flor, poema de Baldomero Fernández Moreno, me gustó siempre. Pero me acuerdo en particular del día que me leyó este, Un aplazado, que narra acertadamente el momento en que la mente de una persona se queda en blanco ante una exposición oral en un examen. Alguna vez me pasó, y en el eterno lapsus de silencio -bola de paja del desierto-me acordé de el.

Un aplazado

De pronto, como un breve latigazo,
mi nombre, Friedt, estalló en el aula.
Yo me puse de pie, y un poco trémulo
avancé hacia la mesa, entre las bancas.
Era el examen último del curso
y al que tenía más miedo: la gramática.
Hice girar resuelto el bolillero
Las dieciséis bolillas del programa
resonaron en él lúgubremente
y un eco levantaron en mi alma.
Extraje dos: adverbio y sustantivo.

Me dieron a elegir una de ambas
y elegí la segunda. -¿Y qué es el nombre?
díjome uno y me asestó las gafas.
Sentí luego un sudor por todo el cuerpo,
se me puso la boca seca, amarga,
y comprendí, con un terror creciente
que yo del nombre no sabía nada.
Revolvía allá adentro, pero en vano,
me quedé en absoluto sin palabras.

Y empecé a ver la quinta en qué vivíamos:
el camino de arena, cierta planta,
el hermano pequeño, mi perrito,
el té con leche, el dulce de naranja,
¡qué alegría jugar a aquellas horas!
Y sonreía mientras recordaba.
-¡Pero señor -rugió una voz terrible-,
el nombre sustantivo, una pavada!-
Tiré a la realidad: sobre la mesa
los dedos de un señor tamborileaban,
cabeceaba blandamente el otro,
el tercero bebía de una taza.

Hacía gran calor. Yo tengo una
cara redonda, simple, colorada,
los ojos grises y los labios gruesos,
el pelo rubio, la sonrisa clara.
Yo quería jugar, no dar examen
darlo otro día, sí, por la mañana...

Se me nubló la vista de repente,
los profesores se me borroneaban,
adquirió el bolillero proporciones
gigantescas, fantásticas,
oí como entre sueños: Señor mío,
puede sentarse... -Y me llené de lágrimas.

viernes, 24 de septiembre de 2010

PEGASVS - La melodía del afilador

Pegasvs - La melodía del afilador by spg

Canción que hicimos y grabamos con Sergio en Asturias este verano.

lunes, 12 de abril de 2010

Planos y planes

Lotería, maletín en la calle, herencia de un familiar desconocido...son algunas de las maneras rápidas y sin esfuerzo que se me ocurren para tener dinero y así construir la casa de mis sueños.
Ubicada en una zona verde y con sol, cerca del mar, la casa, que amigablemente llamaré Palazzo Della Villa - Pérez, va a ser en piedra. La piedra es el material más noble para construir. El ladrillo también me cae bien, pero creo conveniente dejarlo para los suelos utilizando un Opus Spicatum.
La luz también es importante, así que va a tener grandes ventanales para que siempre esté todo bien iluminado por la luz del sol.
También tendrá arcos que conformen una galería. Las galerías siempre me gustaron, ya desde mi casa en Santa Teresita. Hay sombra y en verano uno puede sentarse a leer o mirar a la nada; y por la noche se puede tomar un té. Las columnas han de ser toscanas o dóricas.
Tendrá tamién una pérgola con una bugambilia rosa bien grande. Debajo de ella, una mesa de madera para poder desayunar y comer. Ésta, que sería la parte del patio, rodeada de flores y plantas que yo misma cuidaré con todo mi amor para que crezcan o, que al menos, no se mueran.
Más allá del jardín hay 2 cosas importantes: el huerto y el horno de leña. En el horno de leña hornearé pan y pizza; en el huerto cultivaremos con Sergio las verduras, más ricas y gustosas por ser nuestras y naturales.
Y escondidos, sin llamar mucho la atención en mi Vila de aires toscanos y romanos, habrá unos paneles de energía solar que me ahorrarán pagar la factura de la luz. Endesa se podrá ir a freir churros.

sábado, 3 de abril de 2010

Poesía a la pizza

A estas alturas todos ya saben que la pizza es una de mis comidas preferidas. También me habrán oído decir que si a un zapato le ponen tomate y mozarella derretida encima también me lo podría comer:

La milanesas son muy ricas,
el choripán muy tentador,
las empanadas exquisitas
pero la pizza es la mejor.

La de muzza va con fina,
la pizza con Coca cola
el caviar lo cambiaría
por una porción sola.

En La Bella Napoli mosaicos,
Los Inmortales en Capital
Pero en Quilmes hay Los Blancos
La mejor pizza mundial.

Las servilletas aceitadas,
mozarella derretida
masa suave y bien inflada
de parada la comía...

Sólo harina, aceite y agua
levadura en proporción
el tomate y mucho queso
Es la pizza una pasión.





sábado, 30 de enero de 2010

París

Los reyes magos me trajeron un viaje a París con Sergio. Nunca fui a París, y siempre quise ir, desde que comencé a estudiar francés, con 10 años creo.
Fui a la Alianza Francesa de Quilmes durante 2 años con Roberta y su hermana, María Paula. Nos daba clases una chica que se llamaba Madame Orchidée, y la directora del colegio era una vieja chiquitita y encorvada: Madame Cannó (nunca supe como se escribía). Éramos sólo las 3 en clase. Nadie más estudiaba francés en Quilmes por ese entonces.
Puedo decir que en esos 2 años de francés no aprendí absolutamente nada. Tengo vagos recuerdos de cantar el rap de JORDI, y una canción del libro de texto que se llamaba Sans frontières...
Pobre Madame Orchidée. Estábamos en clase y nos escapábamos por la ventana que estaba abierta. Nos íbamos al lavabo en medio de la clase y ahí nos quedábamos, jugando. También nos inventamos una historia de que había fantasmas en el centro. Hasta los vimos y todo...
Un día, la madre de Roberta nos fue a recoger. Madame Orchidée le dijo muy amablemente que no nos apuntara el curso siguiente. No nos iban a dar clase.
De esa manera tan sutil, me echaron de la Alianza Francesa.
La madre de Roberta era profesora de francés, y a partir de ahí ella fue mi profesora y por suerte aprendí todo lo que Madame Orchidée no me había podido enseñar por mi mal comportamiento y por su ineficacia. Menos mal.
Ahora voy a poner a prueba todos los conocimientos adquiridos.

Y voy a comprarme todos los souvenirs de Pepe le pou, el zorrino apestoso.